Renault Alaskan por médanos

Conocimos en profundidad a la flamante Renault Alaskan. Un extenso recorrido que involucró caminos serranos, autopista y hasta médanos, fueron los diferentes escenarios por donde la manejamos.

La primera pick up de una tonelada (se las denomina así por su capacidad de carga) de la marca del rombo transita poco más de su tercer mes de vida, desde que se lanzó en nuestro mercado.

En ese breve lapso, la camioneta que se produce en la planta cordobesa de Santa Isabel junto a la Nissan Frontier ha generado una gran expectativa. Un modelo como tal, merecía una prueba intensa para conocerla en profundidad. A continuación, te contamos nuestra experiencia a bordo de la Renault Alaskan.

¡Aquí estoy yo!

Renault Alaskan

 

Desde hace tiempo las camionetas dejaron de ser aquellos modelos orientados solo para el trabajo. Hoy, es el vehículo polifacético por excelencia y la cuestión estética no deja de ser un tema menor. Así lo entendió Renault, quien puso mucho mérito en diferenciar a su pick up del resto, sobre todo cuando uno la ve avanzar. Una voluptuosa parrilla cromada, el rombo bien grande al medio, unas rasgadas ópticas con luces led (iluminan muy bien) y un capot cargado de nervios (cuenta con 4 hendiduras bien marcadas), dicen: ¡Aquí avanza un Renault!

Dónde hubo poco esfuerzo en distinguir esta Alaskan de la pick up de Nissan, fue en las vistas laterales y en su sector trasero: prácticamente no se sacan diferencias.

Un déjà vu

Subirse a la Alaskan genera un déjà vu de lo que ofrece la Frontier. Salvo por la presencia del rombo en el centro del volante, el interior de ambas pick ups es idéntico. Se reitera el tablero con agujas grandes y la consola central con la pantalla de 8 pulgadas, la cual además de ser compatible con Android Auto y Apple CarPlay trae la cámara de visión en 360 grados.

La buena posición de manejo, pese a la ausencia de la regulación en profundidad de su volante –faltante que se podría haber corregido en la Alaskan- también se repite.

El “vamos perfecto” de los ocupantes de las plazas traseras a nuestro interrogante sobre cómo venían viajando, también nos hizo recordar a la expresión de quienes en su momento ocuparon los asientos traseros de la pick up de Nissan.

En fin, Renault Alaskan/Nissan Frontier, Nissan Frontier/Renault Alaskan, son la misma pick up puertas adentro. 

Renault Alaskan por las sierras

Vivir en Córdoba, nos hace tener prácticamente las sierras en el fondo de casa y apenas nos apropiamos de la Alaskan, hasta allí encaramos. Se luce de inmediato la solidez del tren de rodaje, pues nada hace ruido y se percibe un chasis robusto, pese al terreno escabroso.

La cabina en general no deja filtrar ni un gramo de polvo. No ocurre lo mismo con el rugir de su motor bi turbo diésel de 190 CV cuando se lo exige. La combinación de su sistema de tracción con conexión a doble en alta y baja y los 450 Nm de torque de su propulsor, le otorgan una dosis de fuerza y destreza que la ubican entre las mejores del segmento para fuera del asfalto.

Por el asfalto

La Alaskan es, junto a su gemela Frontier, las únicas en ofrecer una suspensión trasera que si bien tiene un eje rígido, oficia como una especie de suspensión independiente gracias a sus resortes helicoidales. Esta es la explicación de porqué la camioneta tiene una de las mejores performances en ciudad (no es “saltarina”, ni dura) y en la ruta se muestra muy firme, lo que en definitiva transmite mucha seguridad.

Por la arena

La cita obligada para todo aquel que tiene un vehículo 4×4 son los médanos de la Costa Argentina. La idea de alejarse de las playas concurridas para incursionar por los extensos y solitarios médanos tienta a muchos.

Con la 4×4 baja activada, parte del mérito pasa por evitar que la arena no devore la parte baja de la camioneta, para la cual es necesario llevar una aceleración gradual y sostenida. El 2.3 bi turo, saca su garra a partir las 2.600 vueltas en este suelo. La caja automática de 7 marchas ayuda a que uno se desentienda de deducir qué marcha colocar y que nunca se retiren las manos del volante.

Como crítica, se percibe que ante una pisada contundente del acelerador, el pase de marcha no es de los más vivaces. La idea de subir de un solo tirón las dunas de arena floja y llegar con el impulso al filo de ella (sin ver lo que se encuentra del otro lado) se vuelve una gran odisea. En estas situaciones, fueron cruciales los buenos ángulos tanto de entrada (30°), ventral (23°) y de salida (27°), y la cámara 360°.

La Alaskan es una de las “chatas” más equilibradas y su base para pelear con las más consagradas es sólida. Habrá que darle un poco más tiempo para ver si gana las primeras posiciones en el ranking de su segmento.

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